El primer alarido de Juan no tuvo apenas consecuencias. Nadie podía imaginar que se convertiría en un fenómeno social, estudiado por los científicos y asediado por los periodistas. ¿Qué le ocurría realmente a Juan?

Este libro tiene profundas enseñanzas éticas de una sencillez y humildad tal que se consiguen interiorizar naturalmente y la riqueza de su prosa nos inunda de belleza. El protagonista, un caballero deslumbrado por el brillo de su propia armadura, a pesar de ser bueno, generoso y amoroso, no consigue comprender y valorar con profundidad lo que tiene, descuidando sin querer las cosas y las personas que le rodean. Su armadura se va oxidando hasta que deja de brillar y, cuando se da cuenta, ya no puede quitársela. Prisionero de sí mismo, emprende entonces un viaje al final del cual, gracias a la ayuda de diversos personajes, logra deshacerse de la armadura que le ha imposibilitado abrirse al mundo. Este libro nos enseña, con un sutil sentido del humor, que debemos liberarnos de las barreras que nos impiden conocernos y amarnos a nosotros mismos para poder ser capaces de dar y recibir amor en abundancia. Recomendada en el Curriculum en línea y en el Centro de recursos CRA.

¿Realmente los personajes buenos de los cuentos son tan perfectos? En esta colección, los lectores descubrirán que nadie se libra de tener sus defectos, ni los príncipes, ni los duendes, ni las sirenas... Pero también que con un poco de voluntad, imaginación y sentido del humor, se pueden superar muchas barreras. En este caso, se trata de una sirena gruñona...¿Qué cosas le pasarán?

Detrás de "el pequeño roble", se esconde la fortaleza interior del benjamín (u tipo de árbol pequeño) de una familia que está harto de ser el pequeño. En el momento en que decide hacerse mayor, carga con una serie de responsabilidades que le llevarán a vivir situaciones muy cómicas. Es un libro lleno de ternura, ironía, acción y, sobretodo, de humor.

¿Realmente los personajes buenos de los cuentos son tan perfectos? En esta colección, los lectores descubrirán que nadie se libra de tener sus defectos, ni los príncipes, ni los duendes, ni las sirenas... Pero también con un poco de voluntad, imaginación y sentido del humor, se pueden superar muchas barreras.